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Una acción es un instrumento de renta variable que representa una parte de propiedad de una empresa que se puede comprar y vender en el mercado de valores. Al comprar acciones, se obtiene la categoría de socio (accionista) y se reciben unos derechos sobre la empresa. Los accionistas, poseen un conjunto de derechos políticos dentro de la empresa (votar en decisiones, participar en asambleas) y económicos (percibir una parte de la renta generada).
Su precio depende, tanto de factores específicos de la empresa (los resultados obtenidos y esperados en el desarrollo de sus actividades y su política de dividendos), como de factores relacionados con el mercado en el que cotiza (factores macroeconómicos, políticos, etc.).
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Todo lo que necesitas saber sobre invertir con acciones
Ventajas y riesgos
El valor de las inversiones está sujeto a fluctuaciones de mercado, por lo que pueden producirse pérdidas. Rentabilidades pasadas no son garantía de resultados futuros.
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¿Quieres saber más sobre el mundo de las acciones?
Una acción es un activo financiero que representa una parte del capital social de la empresa.
La suma de las acciones representa el valor total de una empresa. Por ejemplo, si esta tiene 100 millones de acciones y cada acción tiene un valor de 2 euros, la empresa vale 200 millones de euros.
Puedes adquirir las acciones de dos formas:
- En el mercado primario, en el instante en que la sociedad emite las acciones.
- En el mercado secundario, es decir, entre inversores. Este mercado suele ser la bolsa. En la bolsa solo se puede operar con aquellas acciones de empresas que son admitidas a cotización y, para ello, han de reunir una serie de requisitos.
En España existen cuatro bolsas de carácter oficial: Valencia, Madrid, Bilbao y Barcelona. Todas comparten una plataforma de contratación, SIBE o Sistema de Interconexión Bursátil Español. Aquí es donde se realizan la mayoría de las operaciones y la supervisión depende de la CNMV, que vela por la transparencia de los procesos, los derechos de los inversores y los precios.
La compra de acciones puede hacerse en cualquier momento, pero solo se ejecutará cuando los mercados estén abiertos.
La respuesta corta es simple y sencilla: no. En el mercado tradicional, los vendedores y compradores realizan cualquier transacción cara a cara, pero en el mercado financiero es necesario que participe un tercero. Pueden ser:
- Entidades de crédito: Bancos, cajas de ahorros o cooperativas de crédito.
- Sociedades de valores: Son sociedades anónimas con un mínimo de capital de 2 millones de euros. Pueden negociar por cuenta propia y ejecutar órdenes de terceros.
- Agencias de valores: En este caso también son sociedades anónimas. Pueden operar por cuenta de sus clientes, pero nunca por cuenta propia.
Puedes ganar dinero cuando una acción sube, es decir, cuando el intercambio de las acciones de la empresa en la que has invertido se hace a un precio superior al que las compraste. Si la acción baja, y el precio es inferior al que compraste, entonces tendrás pérdidas en tu inversión. Hay veces que las empresas no obtienen beneficios o que las acciones no se revalorizan; es más, pueden perder su valor. Ese es precisamente el riesgo de la renta variable. Para atenuarlo, lo más recomendable es diversificar la inversión, con el fin de no ligar nuestra expectativa de rentabilidad al comportamiento del valor de una sola empresa. La diversificación no garantiza beneficios ni protección frente a pérdidas.
Esa estrategia puede incluir acciones de otras empresas, de otros sectores, de otros ámbitos geográficos y también productos de renta fija. También es recomendable planificar la renta variable como una inversión a largo plazo.
Una empresa que tiene beneficios puede decidir repartir las ganancias con sus accionistas. Pero no siempre es así.