Si te quieres comprar un piso, o bien eres rico y lo puedes pagar a tocateja o bien pides una hipoteca como todo hijo de vecino. Pero claro, para pedirla primero tienes que ver cuánto puedes pedir, luego pasar por la tasación, el notario, el registro, los intereses, los seguros… Que es una decisión que asusta un poco. Luego si lo piensas bien al final todo son cosas de sentido común, las que hay que hacer.
Lo primero: ¿estás seguro de que quieres comprar? Yo te recomiendo que hagas lo que yo hice: una lista de ventajas e inconvenientes. Comprar puede ser una buena inversión a largo plazo, porque te obliga a ahorrar todos los meses y al cabo de los años vas a tener una propiedad y no vas a tener que preocuparte de pagar cuotas ni alquileres. Pero está claro que también hay inconvenientes, porque te va a tocar pagar todos los gastos de la vivienda, mantenimiento, seguros, comunidad…
Además te ata más, porque no es tan fácil moverte como cuando estás de alquiler.
Lo segundo, muy importante: ¿qué cuota puedes pagar? Menuda preguntita, ¿verdad? Pues vale la pena hacérsela antes de meterse. De entrada, si piensas que no deberías pagar más de un tercio de los ingresos familiares, vas bien. Mira que no sea muy diferente de lo que ya pagas ahora de alquiler, si lo puedes pagar bien.
Y luego ten en cuenta que vas a estar muchos años pagando la cuota de la hipoteca, así que deberías tener un poquito de estabilidad en tus ingresos.
Antes de comprar quieres saber cuánto vale el piso y si arrastra algún problema, ¿verdad? Pues tienes que pedir una tasación y una verificación registral.
Vas a pagar intereses ¿verdad? Pues infórmate de si te conviene más un interés fijo durante toda la hipoteca o variable. Si es fijo, sabrás cuánto vas a pagar cada mes sin importarte si el Euribor baja o sube. Si los eliges variables, tendrás que estar pendiente de las condiciones del mercado. Yo te recomiendo que mires varias opciones y elijas la que mejor te vaya.
Además, aparte de los intereses vas a pagar impuestos y otros gastos… Tenlos en cuenta porque se sumarán al precio. Pregunta todo lo que dudes, pide papeles de todo lo que acabarás firmando.
Piensa en los seguros, por si se cae la casa, o si te caes tú… Ya, ha sido feo eso, pero oye, piénsalo, que alguien tendrá que pagar las cuotas.
Vas a firmar delante de un notario que dará fe de que todo es correcto. Pues pregúntale, que para eso viene.
Pero tú, ¿cuántas hipotecas vas a firmar en tu vida? ¡Que esto no es como comprarte un pijama! Si esta es la única hipoteca que vas a firmar por ahora, hazme caso: que sea la que te conviene a ti.