Primero: anota tus ingresos
Antes de nada, necesitarás cuantificar cuál es el dinero que recibes regularmente. Generalmente, contarás con tu nómina, pero también puedes obtener otros ingresos adicionales, como prestaciones, posibles devoluciones de Hacienda, el cobro de alquileres, trabajos puntuales… Piensa en los siguientes 12 meses para prever qué puede incrementar tu saldo positivo. Podría ser, además, que se te ocurra alguna idea para obtener nuevos ingresos.
Segundo: registra tus gastos
Llega la hora de restar, anotando todos los gastos habituales y puntuales que preveas. Tendrás tus gastos de vivienda, comida, transporte, vacaciones, ropa… Algunos se te ocurrirán fácilmente, pero es recomendable ser meticuloso.
Esto te permitirá diferenciar los gastos imprescindibles de los superfluos y tomar decisiones que te faciliten recortar. Puede que una cena menos en restaurantes cada mes te proporcione un ahorro importante.
No olvides que la vida está llena de imprevistos. Un dentista, la reparación de un electrodoméstico o una boda inexcusable podrían alejarte de tus objetivos si no los has tenido en cuenta. Aparta una partida para estos probables gastos.
Tercero: haz balance
Teniendo claro cuáles son tus gastos y tus ingresos, llega la hora de hacer balance. Es aquí cuando tocará hacer ajustes para alcanzar los objetivos de ahorro que nos hayamos propuesto. Obviamente, necesitaremos que los ingresos superen a los gastos, pero si el saldo positivo no nos permite lograr nuestras metas, querremos hacer ajustes.
Recortar los gastos identificados como superfluos será lo primero que se te ocurra, pero también podrás idear nuevas estrategias de ingresos. Por ejemplo, vendiendo o alquilando algo que no necesites.
Cuarto: controla
El presupuesto personal es una herramienta a la que debemos recurrir regularmente. Nuestros gastos o ingresos podrían desviarse de lo que preveíamos inicialmente. El hecho de haber plasmado negro sobre blanco tus finanzas personales habrá sido un paso muy importante para alcanzar tus objetivos, pues no manejamos nuestra economía personal con la misma precisión cuando solo contamos con nuestra cabeza y nuestra memoria.
Un lápiz y una libreta es un método tradicional bastante fiable, pero no olvides que existen multitud de aplicaciones, como las de tu entidad financiera, que pueden ayudarte a planificar y controlar tu presupuesto.
Ya lo tienes todo listo para comenzar a mejorar tu bienestar financiero.